28 de diciembre de 2013

Nijinsky: a la vanguardia dancística del siglo XX



El estreno de La consagración de la primavera, coreografía de Vaslav Nijinsky y música de Igor Stravinsky, en el Teatro de los Campos Elíseos, el 29 de mayo de
1913, se insertó en la primera ola de las vanguardias artísticas del siglo XX, al romper con la tradición romántica decimonónica tanto en lo musical como en lo referente al vocabulario dancístico.




Nijinsky, bailarín legendario y coreógrafo vanguardista, y el compositor ruso Igor Stravinsky, unidos a Serguéi Diáguilev, director de los Ballets Rusos y gran promotor del arte que revolucionaba la escena a principios de la centuria pasada, realizaron una de las hazañas artísticas que marcaría no sólo un hito en la danza sino en la historia del arte del siglo XX.


Nijinsky quebró las normas estéticas y el discurso del ballet anclado a la tradición romántica. El coreógrafo asumió una postura mítica, sensual y también terrenal al manifestar un profundo interés en el carácter contradictorio y misterioso de la condición humana. No hay que olvidar el origen del bailarín nacido en Kiev y educado en la rígida Escuela Imperial de Ballet, quien fue miembro del Teatro Mariinski, donde tuvo papeles principales. El joven artista se volvió en contra de aquella tradición y buscó un vocabulario que le permitiera expresarse y dialogar de un modo distinto con su tiempo.


La tarea de Nijinsky no habría podido ser realizada sin la presencia clave de Serguéi Diáguilev, de quien se hizo amante y cómplice en la aventura vanguardista en los primeros años del siglo pasado. Para los Ballets Rusos, que dirigía y patrocinaba Diáguilev, Nijinsky realizó en 1912 una de las coreografías más avanzadas y definitivamente de ruptura con la tradición balletística en aquel momento: L’après-midi d’un faune (La siesta del fauno), en la que arrasaba con el “decoro” romántico para presentar una coreografía, con música de Debussy, en la que explotaba la fuerza sexual de la naturaleza del hombre.


Aquella obra fue el antecedente de la pieza que marcaría de manera definitiva un quiebre en el rumbo tanto de la música clásica como del ballet y la danza moderna en el siglo XX: La consagración de la primavera. En este ballet Nijinsky ofreció un lenguaje desconcertante para su tiempo al evitar el carácter fluido y etéreo del movimiento usual en el repertorio tradicional de las obras balletísticas del siglo XIX, y buscar un lenguaje orgánico, provenientede un estado del ser en relación con el cosmos.


Con una influencia evidente de las culturas de oriente, Nijinsky creó una obra de ruptura que escandalizó a la Europa de inicios del siglo XX. La reacción violenta a esta propuesta de un sector conservador de la audiencia entró en conflicto con la apertura de otra parte del público que esperaba ávido un cambio en la concepcióndel arte escénico.

La consagración de la primavera, de Nijinski, abrió camino al desarrollo de una danza moderna liberada del férreo dominio del repertorio tradicional de ballet tanto en la visión del mundo ofrecida como en la libertad que se dio al cuerpo para generar potencia expresiva sin límites.


Vaslav Nijinsky (Kiev 1890-Londres, 1950), fue un bailarín virtuoso y coreógrafo visionario. Su ballet La consagración de la primavera, en dos actos (Adoración de la tierra y El sacrificio) tiene como argumento el rapto de una doncella que debe bailar hasta su muerte para complacer a los dioses y dar la bienvenida a un nuevo ciclo de vida.


Los movimientos coreográficos hacen referencia a la vida social, a los rituales de las tribus primitivas y, sobre todo, erotiza la escena; lo que significó el rompimiento con uno de los tabús predominantes del repertorio romántico del ballet y de la sociedad conservadora parisina de principios del siglo XX. Nijinsky se inmortalizó con esta pieza, revisitada por grandes renovadores del arte coreográfico como Maurice Béjart, Pina Bausch y Marie Chouinard, entre otros. Una obra que no se agota en su realización y que sigue provocando el interés del público a cien años de aquella proeza artística.

Pina Bausch
       


Por/ JUAN HERNANDEZ.




Fuente: El Universal.


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